Depresión Posparto: una de las caras oscuras de la maternidad.
¿Qué es la depresión perinatal?
Es un trastorno depresivo que ocurre en el periodo perinatal, comúnmente conocida por Depresión Posparto (DP). Es el trastorno más frecuente en la maternidad. Se sabe que alrededor del 50% de los episodios de DP se inicia durante el embarazo por lo que su denominación se ha cambiado a “depresión “con inicio en el periparto”.
Los síntomas alcanzan su máxima intensidad entre las ocho-doce semanas, pudiendo persistir durante gran parte del año posparto e incluso hasta los tres o cuatro años siguientes, especialmente si la mujer no recibe el tratamiento adecuado.
La Depresión en el periodo perinatal tiene una particularidad que hace que sea especialmente necesaria que sea tratada por profesionales especializados. Y es que el estado psíquico de la madre afecta enormemente al bebé desde la gestación: si sufre ansiedad, estrés o depresión, su estado de ánimo afecta, de diversas maneras, al desarrollo cerebral de su bebé.
Sin tratamiento se verá afectada también la relación de pareja y la crianza de otros hijos o hijas.
¿Qué prevalencia tiene en nuestra sociedad?
Dos de cada diez mujeres sufren trastornos de Salud Mental Perinatal, y de estas dos, el 50% sufrirá depresión perinatal”, aunque las cifras varían dependiendo del país, si sabemos que es un trastorno muy “occidental”. La OMS “sabemos que la prevalencia de la depresión perinatal es aproximadamente del 10% de las madres en países industrializados. Otras cifras hablan del 15% de prevalencia.
Tenemos que tener en cuenta que muchos de sus síntomas son manifestaciones propias de un posparto en condiciones normales, con lo que puede darse un solapamiento que puede confundir fácilmente a profesionales que no estén especializados ni con formación en psicología perinatal.
Necesitamos, urgentemente, Unidades de Salud Mental Perinatal, servicios especializados interdisciplinares para atender y las familias en el periodo perinatal.
¿Le damos como sociedad menos importancia de la que tiene?
La sociedad no es amable ni comprensiva con las madres y mucho menos con los bebés. Juzga a las madres, les exige y no es comprensiva hacia las necesidades de los bebés, sino no tendríamos una atención sanitaria que sólo contempla los cambios físicos y no atiende el plano emocional de las mujeres en periodo perinatal, tampoco tendríamos los partos y nacimientos que tenemos, ni las bajas de maternidad más cortas de Europa que no respetan ni los 6 meses de lactancia materna exclusiva que recomienda la OMS….
No es cierta esa idea de que, en teoría, la etapa perinatal deba ser el momento más feliz de tu vida. Este axioma responde a un mandato social que nada tiene que ver con la realidad y que culpabiliza a las madres cuando no se corresponde con lo que ellas sienten, la culpa está muy presente en la experiencia maternal. Por eso muchas veces, se encuentran mal y no lo dicen, porque parecen “malas madres” si no están felices.
¿Por qué se produce la depresión en ese momento biológico de la mujer?
La maternidad es un periodo de cierta vulnerabilidad emocional para las mujeres. La hipersensibilidad emocional que se produce en el posparto y que se inicia durante la gestación es el escenario idóneo para la vinculación con el bebe. Es totalmente adaptativo, a nivel neurobiológico es el modo en el que se facilitan las tareas de cuidado: estamos sensibles al llanto del bebé, aprendemos a leer sus señales para cubrir sus necesidades, nos ayuda a facilitar su escucha y comprensión.
Si en un escenario así resulta que tenemos una biografía con depresiones anteriores o traumas previos, tenemos un parto traumático, o he vivido violencia obstétrica, complicaciones de salud del bebé (prematuridad, ingreso, enfermedad, muerte perinatal…) sucede o ha sucedido un evento vital importante (un duelo de una persona significativa o una pandemia), apoyo social o familiar deficiente, una pareja que no apoya o con la que existen conflictos…. Pues podemos entender que a nivel vital es un momento delicado.
¿Cómo se puede identificar?
Los síntomas son los de cualquier otra depresión: estado de ánimo deprimido, disminución del interés o de la capacidad para disfrutar de casi todas las actividades, cambios en los patrones de alimentación y sueño, cansancio…
De manera particular o específica yo diría: sentirse abrumada, incapaz de realizar unos cuidados idóneos a su criatura, culpa, percepción de no eficacia en la autovaloración, irritabilidad, problemas de atención, concentración y memoria, dificultad para vincularse con el bebé o sentimientos de ambivalencia en casos extremos rechazo o indiferencia, en ocasiones sobreprotección del menor (muchas visitas a pediatría de urgencias), dificultades en la lactancia materna, atribuciones negativas hacia el bebé, pensamientos de dañarse a sí misma, ideación suicida en ocasiones, o creer que puede dañar al bebe.
¿Cómo debe ser tratada?
Para conseguir que la mujer alcance lo antes posible su bienestar personal es necesario realizar un buen diagnóstico.
En casos más graves podrá ser necesaria la terapia farmacológica.
El plan de tratamiento psicoterapéutico debe incluir al bebé, trabajamos sobre la diada mama-bebé. Implicamos a las parejas, que son referentes positivos de apoyo para las mamas. También se debe incluir a otras personas de referencia de la red familiar, activar el sistema de apoyo que la mamá tenga.
Es fundamental asegurar el descanso, las horas de sueño que realiza la madre, ya que el cansancio es un factor predictor de trastornos mentales y dificultades de adaptación ya que influye directamente en la salud mental perinatal.
Recomendamos siempre salir a diario y realizar actividad fuera de casa, el movimiento (endorfinas) y sol (es un potente antidepresivo, actúa sobre la vitamina D…)
Asegurar una alimentación adecuada y saludable.
Lo conveniente es que la mujer en posparto, realice algún análisis para valorar su estado físico: atención a las alteraciones endocrinas posparto (tiroides) y niveles de vitaminas y minerales..
Apoyar la lactancia materna siempre que la madre quiera manenerlar, garantizar el asesoramiento necesario por profesionales con formación o profesionales específicos/as de lactancia. Amamantar facilita la adaptación a la maternidad, la crianza, favorece el vínculo y tiene un efecto ansiolítico. Desde una perspectiva neurohormonal son muchos los efectos que se producen y que ayudan a la madre en su recuperación. Además tenemos fármacos compatibles, si hubiera que recurrir a ellos.
Evitar el aislamiento de las madres es fundamental, podemos recurrir a grupos de apoyo madre a madre. Los estudios señalan los beneficios que tienen los grupos de apoyo (a la LM, grupos posparto, de crianza…) para la recuperación y prevención.
Fomentar actividades que promuevan vínculo como el porteo, el colecho, masaje infantil,…
¿Cómo podemos ayudar las parejas en una depresión por maternidad?
Uno de los factores de protección y amortiguación el papel activo de la pareja, siempre y cuando la relación entre ellos sea positiva.
Apoyo desde el doble vínculo, como apoyo de la madre y en la vinculación con el bebé.
Tenemos que tener en cuenta que el puerperio, es un periodo de adaptación y construcción. Es un proceso que necesita mucha comunicación de la pareja, contarnos que nos pasa, preguntar que necesita a la otra persona, como nos sentimos ante este momento de adaptación. Dar contención física, abrazar, tocar, acariciar.
La corresponsabilidad a todos los niveles, participar en lo práctico de casa y implicación en las tareas de cuidado. Su presencia y colaboración en la crianza hace que los posibles efectos del estrés o malestar de la madre reduzcan su impacto negativo en el neurodesarrollo del bebé.
Pedir ayuda siempre que sospechemos que hace falta un apoyo profesional especializado.
Os dejo el enlace a esta entrevista ampliada emitida en el programa de televisión «Enfocando, la depresión» organizado por la Federació de Salut Mental de la Comunitat Valenciana: https://www.youtube.com/watch?v=3Tn3jZnojzw