Cómo nacer…sí importa

parto respetado

Cómo nacer…sí importa

Existen diferencias claras entre sociedades en la manera de entender el nacimiento y la crianza, lo cual se ve claramente reflejado en su modelo de atención al parto, o en sus políticas de conciliación familiar, por ejemplo. Creo que es interesante tener presente que esto tiene implícita una manera de entender la salud, a la mujer, la crianza, etc. y que a su vez es una fiel manifestación de los valores de una sociedad. A partir de la antropología se pone de manifiesto que siendo el embarazo y el parto, procesos universales en cuanto a la fisiología del cuerpo femenino, nunca ocurren como un mero proceso biológico, sino que se encuentran culturalmente moldeados, dándose de diferentes maneras en cada sociedad y en cada grupo social. Además desde la psicología , con una perspectiva holística y global de la persona, se incluye el entorno, el mundo social, la cultura etc. como factores inseparables en la manera cómo entendemos el mundo y como vivimos todo aquello que nos pasa. Es decir, que se produce una influencia recíproca entre la construcción social de la atención al parto y la significación y vivencia individual que después tenemos.

En una sociedad donde el nacimiento se ha medicalizado hasta extremos muy peligrosos, hasta el punto que la cesárea se ha convertido en una opción de parto, en una manera de nacer, y donde el énfasis se sitúa en “obtener un bebé sano” a cualquier precio, se tiende a minimizar o ignorar la repercusión psicológica del nacimiento en la madre y su bebé.

Esta ampliamente demostrado que en partos vaginales altamente medicalizados y cesáreas se reduce la lactancia materna al alta, aumenta el riesgo de Depresión Posparto, Trastorno de Estrés Postraumático después del parto, dificulta el vínculo madre- bebe ya que a menudo el bebe al nacer es separado de la madre por protocolo, puede producir lesiones en la madre irreversibles (episiotomías, cesáreas) y condiciona el futuro reproductivo de la mujer situándola a un mayor riesgo de complicaciones en sucesivos embarazos. Después de un parto complicado, es habitual que la reciente madre experimente desilusión, frustración, desconexión con su bebé, con su pareja y con la gente, culpabilidad, soledad…

La psicobiología también nos descubre el impacto que tiene para el bebe cómo llega al mundo, un parto altamente intervenido, por ejemplo con uso de forceps, es más estresante para el bebe. También sabemos que el bebe tarda más en recuperarse de este estrés si se separa precozmente de su madre, que es el patrón de perinatal habitual en nuestros hospitales, le cuesta más normalizar su ritmo cardíaco, regular su temperatura corporal etc..

La evidencia científica también nos muestra que la anestesia que recibe la madre puede alterar el comportamiento del bebé durante el periodo sensitivo, es decir el momento siguiente al nacimiento, que es importantísimo para la salud física y emocional del bebe y su madre. Los bebes presentan más dificultades de agarre al pecho de manera espontanea, menos movimientos de masaje manual, están adormecidos, lo cual obstaculiza la “impronta”, etc.. La primera hora después del nacimiento, especialmente en un parto fisiológico no intervenido, se produce un escenario neuroquímico irrepetible en una mamá y su bebé.

La vivencia de complicaciones en el parto o una cesárea de urgencia produce en el padre dolor, tristeza, preocupación, miedo etc.. debido a la incertidumbre de perder a su pareja y a su  bebe. Además pueden aparecer sentimientos de incompetencia, aislamiento, ansiedad, estrés, rabia, sensación de fracaso… por no haber cumplido con el papel que se esperaba de el como apoyo activo en el parto. Estos elementos afectan a menudo a la relación de pareja y a su posterior adaptación a la paternidad/ maternidad.

Estos son algunos ejemplos, que no todos, de cómo el desarrollo del parto afecta directamente a la mama y el bebe, así como a la pareja. Trivializar este momento trascendental en la vida de las personas tiene efectos importantes en su salud emocional y física a corto y largo plazo. Cuidar el nacimiento es, por tanto, cuidar el futuro.